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Por Paola Ramírez, Nt. en Medicina Biológica Ortomolecular / Diplomada en Homotoxicología y GNM

 

Es posible que no sepa qué es el mucílago solo por el nombre, pero de seguro lo ha visto en acción. Las semillas de chía, las semillas de linaza y el agar contienen un tipo de fibra viscosa y soluble llamada mucílago, que se hincha y se vuelve gelatinosa y pegajosa cuando entra en contacto con el agua. Muchas recetas requieren alimentos con alto contenido de mucílago para crear ciertas texturas tipo gelatina, y las propiedades únicas de esta fibra han hecho que los alimentos mucilaginosos sean promocionados por sus beneficios para la salud, especialmente cuando se trata de mejorar la digestión y tratar ciertas condiciones intestinales.

 

La fibra aporta numerosos beneficios para la salud, y la fibra mucilaginosa no es la excepción. Sin embargo, hay algunas situaciones en las que el mucílago puede agravar ciertas condiciones, por lo que conviene evitarlo, al menos temporalmente. Este artículo nos ayudará a comprender el amplio espectro de efectos en la salud de esta fibra, y a decidir cuándo y cuánto de ella incorporar en nuestras dietas.

 

¿Qué es el mucílago?

A nivel molecular, el mucílago es rico en azúcares simples como la xilosa, galactosa, glucosa, entre otros. Las composiciones de azúcar simple varían de acuerdo a las diferentes fuentes de mucílago, como las hojas frente a las raíces versus las semillas. Para las plantas, el mucílago es bastante útil. Puede ayudar a bloquear las lesiones de los patógenos formando una capa gelatinosa en el sitio de la herida. Ayuda a las plantas a desarrollar una relación con formas de vida que habitan en el suelo como los hongos. Sirve como un barómetro para controlar la pérdida de agua. Y también, ayuda en la germinación y facilita la dispersión de semillas.

Casi todas las plantas producen cierta cantidad de mucílago, ¡pero hay algunas extremadamente ricas en esta fibra! Las plantas más mucilaginosas tienden a ser las suculentas como el aloe, y los cactus, algunos tipos de algas marinas, ciertas semillas y raíces.

Dentro de los alimentos con mayor contenido de mucílago están:

▪  Semillas de linaza

▪  Semillas de chía

▪  Psyllium

▪  Aloe vera

▪  Kelp

▪  Higos

▪  Agar (algas)

▪  Nopal Nopal (la hoja del cactus donde crece la tuna)

▪  Fenogreco

▪  Raíz de malvavisco (el material que se usa para hacer marshmallow)

▪  Olmo resbaladizo

▪  Raíz de regaliz

▪  Plátano

▪  Yuca

 El mucílago en los vegetales no es la misma sustancia que hace que el caldo de huesos se ponga viscoso en el refrigerador. Este efecto se obtiene por la gelatina, la proteína soluble en agua derivada del cartílago en los huesos, tendones y otros tejidos animales.

 

Propiedades beneficiosas de los mucílagos

El mucílago ha sido elogiado por su papel en la salud humana, ¡y con razón! Toneladas de investigación apuntan a la actividad beneficiosa y terapéutica de esta fibra única:

– Se ha demostrado que el mucílago de las almohadillas del cactus, por ejemplo, actúa como un prebiótico, potenciando el crecimiento de lactobacilos, aumentando la producción de ácidos grasos de cadena corta, y reduciendo la población de ciertas bacterias.

– El psyllium, rico en mucílago, se usa a menudo para estimular la función normal del intestino y absorber el exceso de agua. Por esto, es útil para tratar el estreñimiento y también algunos casos de diarrea leve.

– Algunas hierbas ricas en mucílago pueden retrasar la absorción de glucosa (azúcar) en la membrana intestinal, reduciendo la respuesta de insulina ante el azúcar en sangre. Esto puede ser particularmente beneficioso para personas con resistencia a la insulina o diabéticas.

– Y, se ha comprobado que la adición de mucílago a una dieta reducida en calorías causa una mayor baja de peso y mayores reducciones en los niveles de triglicéridos y colesterol total, que la dieta sola (posiblemente debido a la reducción de la absorción intestinal de los ácidos biliares). De esta forma, puede ser un buen aporte para las personas que buscan bajar de peso o desean reducir su colesterol y/o triglicéridos.

Por todo lo anterior, no es de sorprender que se usen extractos mucilaginosos con fines medicinales para una variedad de propósitos. Sin embargo, existen ciertas circunstancias en las que no sería recomendable aumentar la ingesta de mucílagos.

 

Cuando es mejor no consumir o reducir el consumo de mucílagos

Aunque el mucílago solo es degradado parcialmente por los microbios intestinales, cuando se hidroliza en nuestros intestinos, sus azúcares simples se liberan y se convierten en posibles alimentos para las bacterias, ¡pero no solo para las cepas beneficiosas! Varios microbios patógenos pueden reducir los azúcares contenidos en el mucílago, especialmente si el intestino ya está comprometido. Algunas de esas especies de bacterias incluyen la Clostridium difficile, la Escherichia coli (E. coli), y el Staphylococcus aureus.

Básicamente, lo que esto significa es que en ciertas formas de disbiosis intestinal (desbalance del equilibrio microbiano), el mucílago podría alimentar a las bacterias equivocadas y, en consecuencia, empeorar la salud intestinal en lugar de mejorarla. Por ejemplo, una persona con un crecimiento excesivo de C. difficile (y una escasez de bacterias beneficiosas que compitan con esta bacteria perjudicial), podría encontrar que el mucílago fomenta el crecimiento de la C. difficile, causando una infección. Esto podría ser un problema, especialmente después de una estadía en un hospital o un tratamiento antibiótico a largo plazo que mata las bacterias intestinales encargadas de mantener la enfermedad a raya.

Si en cambio, la persona ya tiene un microbioma intestinal diverso y saludable, entonces no hay evidencia de que consumir una dieta rica en mucílagos pueda causar disbiosis intestinal. Y se explicaría así por qué tantas personas informan de un empeoramiento de los síntomas gastrointestinales cuando comen alimentos como el psyllium y la chía.

 

Conclusión

Dada la amplia gama de efectos positivos para la salud de los alimentos mucilaginosos, estos deberían formar parte de una dieta saludable y rica en nutrientes. No obstante, a pesar de los brillantes beneficios de esta fibra, es posible que necesitemos reducir o eliminar los alimentos con alto contenido de mucílago mientras construimos un microbioma intestinal óptimo, o nos recuperamos de alguna enfermedad importante o de un tratamiento antibiótico. En la mayoría de los casos, estas situaciones serán temporales y, finalmente, podremos sacarle partido a esta fibra tan especial.

 

A continuación, una forma rica, nutritiva y fácil de incorporar mucílago a nuestra alimentación cotidiana:

Mousse de chía y frutos rojos

 

Ingredientes

(4-6 porciones)

  • 8 cucharadas de chía
  • 2 tazas de arándanos
  • 4 cucharadas de crema de leche o yogurt natural
  • 2 cucharadas de miel (puede colocar más si desea)
  • Frutos rojos para decorar
  • ½ taza de agua
  1. Mezcle en la licuadora los arándanos con el agua, la crema o yogurt y la miel.
  2. Coloque las semillas de chía en una jarra, y agréguele la mezcla anterior, lentamente, siempre revolviendo hasta que la chía se integre bien.
  3. Distribuya en vasos de vidrio y decore con frutos rojos.
  4. Deje reposar toda la noche refrigerado y disfrute de un desayuno rico, diferente y nutritivo.

 

Fuente:

– www.thepaleomom.com

 

Puedes encontrar este y otros artículos en la Edición Nº177 de El Guardián de la Salud en versión digital pinchando AQUÍ

 

 

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